El domingo pasado en el estadio de Gimnasia de La Plata, la trístemente célebre barra brava de Boca ("La 12") exhibió una bandera que decía: "Martín Palermo, mi único héroe en este lío", dejando bien en claro a quien apoyan en la interna entre el número 9 y Juan Román Riquelme y que involucra también a jugadores y dirigentes que están encolumnados entre palermistas y riquelmistas. El mensaje no fue casual, llegó rápidamente después de que Riquelme expresó públicamente que no volverá a gritar un gol de Boca enfrente de esa gente que unos días atrás fue al entrenamiento a amenazar a los jugadores para que "ganen". Obviamente que no lo hicieron por la pasión que pueden sentir por el club (de hecho no la sienten), sino porque la mala campaña del equipo influye negativamente en los negocios que hacen estos pseudo hinchas con la reventa de entradas, merchandising trucho,estacionamientos alrededor del estadio, etc, etc. En estos tiempos donde estos grupos parecen dominar a voluntad todo lo que pase adentro de un club de fútbol, lo que hizo Riquelme tuvo doble mérito: porque no sólo habló de un tema sobre el que todos callan, sino que además fue consecuente con su forma de pensar y le dedicó el festejo a los verdaderos hinchas. Una actitud que se debería tomar como ejemplo para empezar a eliminar a estos barras que se creen impunes. En definitiva, el único héroe en todo este lío fue Román...
No hay comentarios:
Publicar un comentario