7 de diciembre de 2009

El pibe que se hizo grande

Para aquellos que aún no lo conocen, Agustín Canapino es uno de los pilotos con mayor proyección que tiene el automovilismo nacional. Con apenas 19 años se convirtió en la revelación del torneo de Turismo Carretera y por proyección pinta para futuro campeón e ídolo de la categoría más popular del país. Pero ayer en la carrera de La Plata tuvo un gesto que engrandeció aún más su figura. En la Final, donde se jugaba una buena chance de poder conseguir su primer triunfo (con todo lo que eso significa para un chico que apenas disputó 15 carreras) y de continuar con posibilidades de ganar la Copa de Oro, protagonizó una de las competencias más vibrantes de los últimos años y se entreveró en una lucha frenética por la punta con Emanuel Moriatis y José María López. Con este último peleó mano a mano casi las 25 vueltas y en la última le tocó perder ya que sus autos se rozaron a pocos metros de la línea de meta, su Chevrolet se despistó y perdió la gran posibilidad de subirse al podio por tercera vez en el año. Cuando se bajó del auto, se tiró al pasto lleno de impotencia y resignación, pero segundos después tuvo un acto de nobleza pocas veces visto: reconoció que se había equivocado en la maniobra y que si bien el toque existió, había sido por su culpa… Si él hubiera declarado lo contrario, probablemente López hubiera sido sancionado por los Comisarios Deportivos y Canapino podría haber recuperado el tercer escalón del podio (terminó cuarto). Pero optó por hacer lo correcto, aún en contra de sus propios intereses. Eso seguramente vale mucho más que un resultado deportivo…


2 comentarios:

Anónimo dijo...

no aceptar perder el puesto, arriesgar hasta el toque, tocarse con el oponente y salir perdiendo...

es un acto de grandesa??
se equivoco y punto.
no inflen a pilotos que solo son eso, simples pilotos.

Gastón y Ariel dijo...

Es un acto de grandeza aceptar que se equivocó y no querer ganar el puesto que perdió fuera de la pista. Eso no lo hace casi nadie, por eso creí que había que reconocerlo. En cuanto a inflar a Canapino, no creo que sea necesario hacerlo. Las estadísticas hablan por sí solas...